Vuelve el cineasta David Fincher con su reciente film “The Girl with the Dragon Tattoo”, para hablarnos del periodista Mikael Blomkvist, quien se traslada a una isla remota en el norte de Suecia para investigar un crimen ocurrido cuarenta años atrás.
Y es que si bien cuarenta años son mucho para dilucidar un crimen, el relato en el búsqueda de la verdad, permite al relato hilvanar toda una trama a modo de thriller (absorbente) sobre los pormenores del incidente, donde el periodista contará con una astuta ayudante: la tatuada y hacker punki, Lisbeth Salander.
Si bien la primera versión del cineasta Oplev supo captar muy bien la esencia del libro, y que no es otra cosa que una crítica a la sociedad sueca, prácticamente este es un “remake” calcado a la primera adaptación. De todos modos se nota la firma de Fincher (“La red social”, “Zodiac”, “Seven”, etc.): Un buen suspenso y una propuesta metonímica que sin transgredir, encausa con maestría nuestras emociones. Además, una sociedad hipócrita (cargada de asesinos) y que a la larga nos hace indiferentes.