sábado, 3 de septiembre de 2022

El árbol rojo la mejor cinta colombiana este 2022

Una cosa curiosa ocurrió cuando se presentó esta película en la versión número 61 de FICCI. Faltaba poco para terminar la proyección del filme, cuando de pronto se fue el fluido eléctrico. Lo que más sorprende es que nadie se movió de su butaca, aun cuando alguien del festival anunció que se proyectaría en otro momento. Esto indica a las claras que el argumento de la cinta había cautivado a todos los presentes y querían ver el final. Una buena y única razón posiblemente para considerar que se estaba ante una buena película.


Con relación a la historia totalmente caribeña [de la costa norte de Colombia] y la película dirigida por un cachaco [nacido en el interior del país y no es un vocablo peyorativo] Joan Gómez Endara, plantea de entrada las relaciones poco cariñosas entre un adulto esquivo llamando Eliecer y una niña [llamada Esperanza] en un viaje en apariencia a ninguna parte. La trama que parte del año 1999, por consiguiente, y conforme a las circunstancias económicas y afectivas de los interlocutores, nunca da la expectativa de un final rosa y una situación rebuscada o compleja. Y, permitiendo al mismo tiempo al espectador, disfrutar de la sorpresa y de su desarrollo. Al escribir sobre esas capas que sostienen el meollo dramático del filme, asimismo se valoran a través de una gaita sanjacintera, que tiene su protagonismo y que nos ayudará a encontrar expresión e identidad.

Antes de proseguir con el análisis, bien merece la pena aclarar el origen del instrumento musical. Carmona, Dean y Borja (2019) aclaran:

En sus inicios el instrumento era denominado “Kúisi” como lo expresa el docente Puello en la entrevista, este tipo de música pertenecía a la gente de clase humilde y era repudiada por las personas de clase alta. En este tipo de música los indígenas, obreros y en general la gente común contaba sus vivencias y situaciones (p. 24).

Una gaita en consecuencia, y que en la película como metáfora a la larga que es, nos permite entender las vivencias [si bien no se observa, pero se entrevé]  de una niña y un adulto, y que son las clásicas intuiciones de una omnisciencia narrativa importante, que confiere una verosimilitud entre la presencia y/o la ausencia de otro ser querido; no obstante pensemos que siempre todo está por suceder.

Bella propuesta cinematográfica en consecuencia tanto por su narrativa como estéticos compases musicales, y desde miradas y gestos que evocan difusas arengas de un parco Eliecer [al igual que su destello de una vida protagonista y anodina —conmovedora por momentos—]; hasta planos concretos cargados de significado. Entonces surge la pregunta, ¿por qué la gaita en ese contexto? Intentemos aproximarnos a ello.

Si las representaciones sociales están estrechamente atadas con los denominados imaginarios colectivos, que se crean desde la interacción entre los seres humanos. Según el psicólogo social rumano Moscovici: “las representaciones sociales” emergen principalmente en situaciones de crisis y conflictos. De conformidad con la teoría de las representaciones sociales de Moscovici (citado por Rateau y Lo Monaco, 2013) es viable pensar que los individuos transfiguren una significación en una imagen [en un núcleo alegórico]. Esto explica [y no solo en la película] por qué la música de gaitas o la cultura de la gaitas se transforma en la imagen que recuerda la casa, o el pueblo para esos caribeños que están lejos. Lo anterior viene a propósito, porque la gaita en el filme tiene un protagonismo omnisciente interesante.

En otro orden de ideas que propongo, es que al plantear “ese reflejo” que de los hechos se produce en la mente del espectador tras observar  “El árbol rojo”, es debido a que es una historia sensible e identificable en la región Caribe. Muchas niñas [hoy mujeres] han transitado ese camino lleno de incertidumbres, y, de ahí que la evolución del relato no huye de todo ese lugar común que es el Caribe y plantee una pregunta quizá enérgica en las mentes del espectador tras observar a Eliecer y la niña. ¿Quién puede prescindir de quien en la vida que les puso en el camino? Dicha formulación además nace de las escenas donde sin artimaña alguna, adquieren a su vez otros niveles emocionales, puesto que la vida inocente que observa y concibe la niña [inmersa en su mundo inocente], no es la misma que la del adulto.

Toda esta formulación y profundidad dramática a su vez, es apuntalada en una propuesta que de primeras [e insisto en ello] puede considerarse muy sencilla: dos personajes relevantes, y escasamente pocas localizaciones principales y un tratamiento caracterizado en general por una economía narrativa. Más no se puede y ahí está la versatilidad del cineasta Gómez Endara.

A decir verdad importan más ciertos silencios que algunas palabras entre los interlocutores, las exiguas elipsis que escenas explícitas sobre lo acumulado y se siente además, cómo ciertas perturbaciones [que se podrían repasar a través de los personajes] no resultan importantes cuando se entiende que la brecha generacional otorga el distanciamiento entre esos dos seres apocados [Eliecer y Esperanza muy poco hablan entre sí].  Si bien la puesta en escena no es perfecta, lo que importa es que, sin caer en la efectismo melodramático, prioriza el drama puro y simplemente humano.

 

 

Referencias

Carmona, Y. Dean, W.  y W. Borja (2019). Procesos comunicacionales y representaciones sociales que tienen los jóvenes sobre la música de gaitas y su influencia en la tradición musical desee San Jacinto, Bolívar. Tesis pregrado. Universidad Tecnológica de Bolívar. Teradata. https://biblioteca.utb.edu.co/notas/tesis/0067357.pdf

Lo Monaco, G., Lheureux, F. & Halimi-Falkowicz, S. (2008). Le test d’indépendance au context (TIC): une nouvelle technique d’étude de la structure représentationnelle. Swiss Journal of Psychology, 67(2), 119-123.

  

Where the Crawdads Sing

 Si bien el filme arranca bien y plantea de entrada un drama rural con chica solitaria a bordo, sobre el segundo tercio de la película, la historia decae, el guion se entretiene en informar (y editado de forma lenta]. Al final intenta subir la tensión y emoción, cosa que le cuesta a la directora. Pero en su contexto como historia se puede destacar el machismo en algún personaje odiado, amén del abuso doméstico y el rechazo de los menos dichosos.


“Where The Crawdads Sing” fermenta incontables males sociales, pero esta adaptación, del éxito de ventas de la escritora Delia Owens, manifiesta ser un argumento melodramático y poco terminante que solo a veces ubica la razón de una historia a la larga parca. Daisy Edgar-Jones (me parece un miscast en la película) interpreta a una chica solitaria que ha vivido alejada de la colectividad, y que resulta ser sospechosa de un asesinato ya que la sociedad la imagina nada más que una convicta anormal.

Una mezcla de historia de amor, drama judicial y novela policíaca, la película despliega su relato hacia el cliché, atiborrada de acciones rezagadas y giros de improviso en la trama. Si este es un melodrama imaginado por la guionista Lucy Alibar sobre la provocación emocional frente al abandono, asimismo es un remedo de una mujer nativa de la región, y virgen, señalada por la sociedad americana.

Pero debajo del acuoso romance de la historia con Carolina Marshland, y detrás de su portada lista para Hollywood, "Where the Crawdads Sing" es en realidad y mirando fríamente el asunto, esa idea nada exagerada del "Pygmalion", con una Eliza Doolittle re inventada como una forastera y salvaje y que visiblemente es la chica más sexy de la ciudad, pero que vive en un aislamiento casi total hasta que Zack Siler de Barkley Cove le enseña a leer y besarse.

Sin cometer la tontería de señalar spoiler de este melodrama, se puede concluir que como película "Donde cantan los cangrejos de río", de ningún modo [sostienen los críticos norteamericanos], parece ser condesciende del  éxito del libro, pero, “al igual que su heroína, la adaptación de Newman encuentra las formas suficientes para perdurar” (David Ehrlich).



martes, 30 de agosto de 2022

‘Samaritan’

Si bien Samaritan no es una película original en el sentido de cargarse de tanto cliché, bien pronto, a través de la metáfora del duelo entre Némesis y Samaritan [tenían los mismos poderes, capacidades e insistían en sus respectivos ideales], no es otra cosa que una película que nos hablará de la lucha entre el bien y el mal. Para ello, nos metemos en la relación entre un niño y Samaritan (Silverster Stallone).

En el primer tercio de la cinta, el director logra plantear grandes interpelaciones acerca de la responsabilidad de los poderosos [a nivel de metáfora, claro]. Stallone como Némesis, aparece entonces como el héroe, mejor digamos superhéroe, que debe enfrentar on arrojo a un mundo putrefacto, aburrido y lóbrego [y que observamos a través de las noticas de la televisión]. En este contexto, la película es una recreación de una realidad desvergonzada y taciturna, en la que el desaliento irrumpe el futuro.

Si bien estamos ante un filme entretenido, lo primero que hay que abordar, al margen de esa relación niño (Sam) y Joe, es esa correspondencia y analogía entre personaje-héroe-superhéroe. La existencia de un personaje como el que caracteriza Stallone (Joe), al que puede denominarse héroe, es la discusión que nos lleva al asunto de esta película [insisto para nada fastidiosa] y con  dos elementos fundamentales que forman parte de esta casuística: el bien ( para nada dioses) y el mal ( a lo mejor demonios),

La película clásica de Hollywood presenta individuos psicológicamente definidos que luchan por resolver un problema claramente indicado o para conseguir sus objetivos específicos. La historia termina con una victoria decisiva o una derrota, la resolución de un problema o la consecución o no consecución clara de los objetivos (Bordwell, 1987, p. 156).

 

Además, Bordwell sostiene sin discusión alguna que “[…] la narración clásica tiende a ser omnisciente, altamente comunicativa, y solo moderadamente autoconsciente” (p.164). Un ejemplo que aporta el autor para apuntalar su afirmación, donde el principio y el cierre de los filmes [clásicos] tienen estas tres particularidades y que son más incuestionables. “Samaritan” lo deja bien claro cuando Sam (Javon Walton) emprende una indagación personal. Y es que el chico, obstinado en seres humanos de fortaleza superior, es el único que entiende que la historia aciaga de la ciudad no está sin ninguna duda a buen recaudo. 

«Érase una vez un genio» Para no perdérsela


En el pasado Festival de Cannes, se estrenó «Érase una vez un genio» (“Three thousand years of longing”) que contó con la presencia del director y sus protagonistas, la ganadora del Oscar Tilda Swinton (The French Dispatch, Doctor Strange, La Voz Humana) e Idris Elba (“Thor”, “Avengers: Infinity War”, “The Suicide Squad”). Y ahora tenemos por fin el avance y la seguridad de que llegará a los cines argentinos.

Antes de su estreno en nuestro país, compartimos su poster y el tráiler de esta versión moderna de un cuento clásico: “The Djinn in the Nightingale’s Eye”, de A.S. Byatt.

sábado, 27 de agosto de 2022

Nop

 

El género de la ciencia ficción y las incursiones alienígenas a la Tierra, ha sido constantemente uno de los preferidos del gran público, aterrorizando en ocasiones y que valga el ejemplo y rememoración: a la urbe con programas radiofónicos como “The War of the Worlds” (“La guerra de los mundos”) de Orson Welles en 1938, o evocando las novelas al cine comercial en la década de los 50 con filmes a modo de “It Came from Outer Space” (“Vinieron del Espacio”, 1953), tradicional entre clásicos.

 

Con cientos de películas que se pueden catalogar a través de tres tópicos como la filtración, la ocupación o el ataque directo de una civilización extraterrestre, y apelando a disímiles tonos como la ciencia ficción, el terror, el mismo conflicto bélico o el humor; la película que hoy nos ocupa, es verdaderamente una prueba de fuego de su director Jordan Peele como uno de los grandes redentores del género de terror.

Tras su debut  en “Déjame salir” (2017), cuyo guion original ganó un justo Oscar, y que pudo haber creado una serie de expectativas del realizador cinematográfico, Peele triunfa de nuevo, encumbrándose como un cineasta de autor con capacidades, y oportuno para aunar crítica social surgiendo de esas profundidades que solicitar su lugar.

Quizás (y digo tal vez) el filme que nos ocupa, “Nop”, es el ejemplo perfecto de películas de ciencia ficción [y algunos matices del terror de serie B]; como la estrenada en 1958, “La masa devoradora”, que hace referencia a una entidad alienígena de enorme tamaño [análoga a una ameba adherente] que horroriza a una pequeña localidad de Pensilvania tras estrellarse en la Tierra como parte de un meteorito. “Nop” y “La masa devoradora”  son títulos destinados a crear todo tipo de debates, pero que jamás dejará impasible a nadie. Además, no se admiten medias tintas.

Una historia de todos modos sobre OVNIS tan bizarra y algo diferente a este tipo de filmes y género. Este director, más próximo a M. Night Shyamalan de “Señales” (2002), se mueve en su propia intuición y personalidad, y genera la inquietud y suspenso en el primer tercio del filme. En el segundo tercio, Peele iguala el sentido del espectáculo específico de estas anécdotas [además, con pocos personajes] de ciertas civilizaciones extraterrestres superiores que arriban a la Tierra sin pedir audiencia.

De todas formas, tengo que hacer una reminiscencia a mi filme favorito de Spielberg “Encuentros cercanos del tercer tipo” (1977) por aprehender, tanto ese hechizo que la ufología eternamente ha despertado en el ser humano, y escenas cargadas de misterio y mucha aprehensión. En la parte final de la película, no se interrumpen ahí esos resortes spielbergrianos presentes en “Nop”, ya que todo el trecho final, atiborrado de imágenes poderosísimas, parece que se revierten los roles, en ese amenazador cielo californiano.

Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co


jueves, 18 de agosto de 2022

La bestia

Por estos días se exhibe en nuestras carteleras “Bestia”, si bien con cierta austeridad a la vista, pero con un guion cargado de mucho suspenso desde el principio hasta el final en un tema bien llevado a la pantalla como es el de la supervivencia. El islandés Baltasar Kormákur, para su expresivo título Bestia (2022), emprende una aventura exótica  [y un león en medio de todo].


Una aventura siglo XXI que funciona muy bien, debido a todos elementos de inesperados sucesos planteados en el eficaz guión de Ryan Engle & Jamie Primak Sullivannto, si bien, habitan algunas soluciones dramáticas, que por momentos atenúa el argumento; donde el Dr. Samuels (Idris Elba) con sus hijas Meredith (Iyana Halley) y Norah (Leah Jeffries), arriban a una reserva en la selva africana administrada toda la vida por el biólogo Martin (Sharlto Copley). Cabe precisar que frente a esa imaginación dominada por los planos realizados por drones, y la fotografía borrosa, de todas formas, el director logra determinar el automatismo de los grandes planos para mostrar el esplendor de la Africa de siempre.

Idris Elba vuelve a prodigar su carisma, ratificándose como uno de los intérpretes más favorables e importantes del momento, enalteciendo en conjunto la película con su buena actuación. Igual se puede expresar del gran Sharlto Copley, un actor de lujo, pero que la suerte quizás, le ha llevado a papeles secundarios. En cuanto a las niñas, sus personajes son evidentemente muy nerviosas, pero a decir verdad las actrices cumplen.

Kormákur, experto en filmes de sobrevivencia (“Everest, A la deriva”), crea [y lo reitero] buen suspenso a partir de las impredecibles acciones de un salvaje animal, siempre al acecho. Un relato actual sobre los daños a la naturaleza; al entorno del hombre devastador. Visto así el asunto, la película funciona suficientemente bien, haciendo relecturas atractivas de otros filmes que abordan el mismo tema de la supervivencia, evocando de pronto “The Ghost and the Darkness” (1996) del cineasta Stephen Hopkins.

Sin embargo, este cine que mezcla animales, terror y aventura; sigue su camino al mejor estilo de películas como Tiburón [y que ha continuado hasta años más recientes, con títulos como “Deep Blue Sea”, “El territorio de la bestia”, etc.]. Esta clase de subgénero cinematográfico, prolongado durante varias décadas, consiente y permite estudiar cambios tanto en la industria audiovisual como en la correlación de lo humano con la naturaleza misma.

De manera que el realizador se ha empecinado con un subgénero con el que piensa y madura dedicar su carrera como director de cine, creando atmósferas de puro desasosiego y dando imágenes de terror realmente perturbadoras e icónicas. Kormákur confirma, de una vez por todas, que su inclinación no es fruto de la casualidad. Su talento, la personalidad impar y las ganas de reventar todas las reglas escritas sobre este tipo de cine siguen intactos.

“La bestia” no llega a las carteleras con el propósito de ser la película de terror del año, ni mucho menos, ni de ganarse a unos habitantes de salas de cine desorientados, que aún no ha acatado con su especial visión del horror. Lo que brinda en este nuevo trabajo, es un doble salto mortal sin red [por cómo solucionar algunos puntos dramáticos], con el que corría el riesgo de ejecutar algunos Deus ex machina​ [a toda trama que se resuelve a través de un elemento, personaje o fuerza externa que no haya sido mencionado con anterioridad y nada tenga que ver con los personajes ni la lógica interna de la historia], ahogado en la propia avidez de la propuesta, pero que termina irrumpiendo como esa obra creíble y de madurez necesaria, para situarla, si no con una voz más original y necesaria que haya dado el terror en esta década, sí un nuevo título consignado a generar todo tipo de discusiones [por lo que usted quiera], pero que nunca dejará indiferente a nadie. Otros dirían una película comercial y de consumo. No importa, en su butaca más de un susto le ocurrirá.

 

 

 




'Predator: La Presa': una precuela de 'Depredador'

 

35 años han pasado ya desde el estreno de 'Depredador', una de las películas más míticas de los años 80 que mezclaba acción y ciencia ficción de forma sublime. 

Su éxito favoreció que se convirtiera en una franquicia, pero lo cierto es que ninguna de sus posteriores entregas se acercó al nivel exhibido por la cinta dirigida por John McTiernan con un Arnold Schwarzenegger en plenitud física. En esta ocasión toca ir hacia atrás en el tiempo, ya que 'Predator: La Presa' se sitúa en 1719 para enfrentar a una joven guerrera de la Nación Comanche contra una de estas sádicas criaturas.