‘Delicioso’
nos sitúa en la Francia del siglo XVIII. En los albores de la Revolución
Francesa, si bien la reputación de una casa noble depende [sobre todo] de la
calidad de “su mesa”. El talentoso cocinero Manceron es expulsado por el Duque
de Chamfort [por caprichos de un clérigo], y el buen hombre pierde no solo el
gusto por cocinar sino que decide volver a su casa en el campo. Allí aparece de
pronto la reservada Louise, quien le devuelve el entusiasmo por la cocina [y le
ayuda a abrir el primer restaurante en Francia]. Además, ella es la alegoría de
la revolución en sí y el roll de la mujer en sociedad francesa.
Pero
es evidente que al margen de esto, la película hace cierto énfasis en la
ideología de su relato sobre la ya inminente revolución francesa [acorde a las
relaciones entre los actores de una sociedad cada vez más desigual] y el papel
que comienza a tener la mujer. DE manera que el cineasta francés
Éric Besnard, desde que en 2012 con la comedia ligera 'Mes héros', ya
demostraba tener una personal sensibilidad a la hora de contar historias supuestamente
campechanas, consintiendo al público y recrearlo de una experiencia mucho más honda
de lo que el tópico de sus cintas pensamos [en apariencia] tiene. Después de regocijarse
del “toque culinario rural” en la suntuosa 'Pastel de pera con lavanda', ahora,
el cineasta ofrece un manjar mucho más ambicioso en lo que señalaba al
comienzo.
Si
bien el primer restaurante como concepto
propio como tal, surgió cuatro décadas después (1765) en París, de la mano del
cocinero Dossier Boulanger, en la extinta rue des Poulies. Es
ahí donde germina el transcendental punto histórico que Besnard sabe desdoblar:
la noción de restaurante como elemento exploratorio de democratización y sin lugar
a dudas, uno de los primeros efectos de la Revolución Francesa, que llevó el
gusto por la comida a la clase popular [y en la película se observa], pues
muchas de estas locaciones fueron fundadas por antiguos cocineros de la nobleza
[o la realeza] que fueron depuestos con la Revolución. Ese espíritu se refleja
muy bien en 'Delicioso', cuyo guion está escrito por Besnard y por Nicolas
Boukhrief, quienes nos deleitan en una historia cargada de buena comida y buena
sensación sobre el vivir cargado de ese amor [no solo por la cocina] sino por
vivir rodeado de paz y libertad. Besnard conforma un
drama histórico, cuyo costumbre cinematográfico es muy análoga al de saborear
uno de los platos de la carta del chef Manceron.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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