La vida nómada en busca de un nuevo hogar, será el eje del relato. El curioso título de la novela convertido en la traducción española de la película a El año que dejamos de jugar hace referencia a uno de los peluches favoritos de la niña protagonista que debe dejar atrás ante la apresurada huida de la familia. Es una efectiva metáfora sobre la pérdida de la inocencia.