lunes, 25 de noviembre de 2019

Di qiu zui hou de ye wan (Long Day's Journey Into Night)



El argumento de “Long Day's Journey” nada tiene que ver con la obra homónima del dramaturgo Eugene O'Neill. El filme toma como  punto de partida el retorno de Luo Hongwu a Kaili —su ciudad natal—, tras el fallecimiento de su padre. En esa ciudad, el interlocutor emprenderá sus pesquisas sobre una mujer de la que estuvo muy enamorado (Wan Quiwen) y de quien no ha vuelto a saber nada.


La historia que empieza conversando de los sueños a través de sus protagonistas con la extraordinaria y provocativa fotografía de Huang Jue y esos lentos movimientos de cámara para transiciones a través de unos travelling en apariencia simples, pero, que siempre ayudan al espacio (generando planos secuencias perfectos),  logran alcanzar encuadres de una delicadeza lánguida pero sugerente con un ritmo apoyado por la música extradiégetica. Seducción sería el término para lo que acontece ante los ojos del espectador.

Lo atrayente de todo, es que en esta indagación de un tiempo lejano (y presente a la vez) lo relata —en el primer tercio de la trama— el mismo Hongwu con su voz en off sobre la lluvia y el cuerpo de la mujer: “la diferencia entre películas y memoria, es que la primeras siempre son falsas, se componen de una serie de escenas, pero los recuerdos mezclan verdad y mentira, aparecen y desaparecen delante de nuestros ojos” Y eso trata la película, cualquier evento no es una invención, pero de pronto disimulo, que es un ensueño sobre un evocación y sobre un pensamiento —que no es otra cosa que una retrato.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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