Ante dos posibles estrenos próximos en nuestra
cartelera local sobre la vida del apóstol Juan (“Juan apóstol el más amado”) que
narra la historia de San
Juan Evangelista, desde que acompañó a Jesús de Nazareth cuando el mesías fue
crucificado hasta que escribió el Evangelio años más tarde antes de su propia
muerte y la británica “María Magdalena” (película biográfica bíblica que cuenta
la historia de María (Rooney Mara), una joven mujer en busca de una nueva forma
de vida y el cineasta nos muestra a Jesús desde el punto de vista de ella; una vez más surge la pregunta de cómo el cine ha abordado a Jesús.
Joaquin Phoenix es Jesús en “María Magdalena” de Garth Davis
La grande era de las superproducciones bíblicas de Hollywood, se inició en el año de 1949, provocada una vez más por los italianos y su “Fabiola”, de Alejandro Blasetti (pedido del Vaticano). A pesar del claro escepticismo mostrado por la crítica al contemplar a Victor Mature y Hedy Lamarr haciendo de “Sansón y Dalila” (1949). A Lana Turner de suma sacerdotisa en “El hijo pródigo”, o Paul Newman de Basilo en “El cáliz de plata” (ambas en 1955); el “remake” de “Ben-Hur” demostró una vez más, que la mejor forma de mostrar a Cristo en la pantalla, era no hacer que lo interpretara un actor con cara devota, si no concentrarse en los rostros de quienes lo rodeaban.
Si bien el papel de Cristo sigue siendo atractivo,
aunque “La historia más grande jamás contada”, pareció durante algún tiempo
poner fin a sus biografías. Años después apareció bajo la cara de Ted Neely,
“Jesucristo superestrella” (1973), la de Robert Elftron en “The gospel road”
(1973), Robert Powell en “Jesús de Nazaret” y John Rubenstein en “Search of history de Jesús” (1980).
En el año de 1988, “La última tentación de Cristo”,
del escritor griego Nikos Kazantzakis, es llevada al cine por el cineasta
Martin Scorsese, quien con lo que no contó, fue con el cambio de actitud de la
iglesia Católica. En los años sesenta, cuando apareció el libro de Kazantzakis,
se entendió como un texto liberalizador que ejemplificaba las doctrinas del
Concilio Vaticano y las propuestas del Papa Juan XXIII, para que, 25 años
después, esa misma iglesia rechazara de modo contundente el filme, donde el
actor Willem Dafoe, encarna a Jesús.
En “La Pasión de Jesucristo” (2004), de Mel Gibson.
Donde el actor Jim Caviezel encarna a
Cristo. El cineasta Gibson compone un fresco de tan copiosas proporciones como
significaciones. Hay en el discurso de la película, una reflexión visionaria
sobre ese caos en que se convierte nuestra reflexión sobre nuestra vida. Hay en
el filme una verificación clara e ineludible de los valores.
De todas formas, sería interesante observar el
documental y leer el libro del profesor Carsten Peter Thiede, uno de los
historiadores del Nuevo Testamento más eminentes del mundo, con el objetivo de
realizar un estudio completo y detallado de este tema: el descubrimiento de un
nuevo manuscrito que da una sorprendente versión sobre el origen de los
Evangelios y por consiguiente la vida de Jesús.
Gonzalo Restrepo Sánchez
www.elcinesinirmaslejos.com.co