En el marco del FICCI 59 se exhibió mucho cine
documental. Y entre las que destaca se encuentra “La fortaleza”. Una de las más
fieles barras del equipo de futbol Atlético Bucaramanga, equipo dentro del
campeonato profesional colombiano en la primera división, pero que, desde hacía
ocho años estaba en la segunda división, para desilusión de sus seguidores.
Así que a modo de falso documental, el personaje Jorge
y sus intenciones de ver a su equipo jugar, el cineasta si bien no cuenta una
historia sobre la marginalidad, sí sobre seres marginales. Y es que sin llegar
a la abyección propia de esos personajes, es evidente que el futbol permite
asimilar cualquier intención por amar al equipo de su tierra, siendo los
mejores hinchas del mundo.
De manera que en un desigual ritmo, la cámara luce
serena y sin inclinar aspectos morales, aunque sí el afán por el amor desmedido
por el balompié y un equipo, nos recuerda de alguna manera otros filmes que
tocan el tema. Al analizar el tema de “La fortaleza” y su incidencia en lo social,
lo cultural y lo económico, es evidente que se reconocen aspectos determinantes
que hacen del fútbol una pasión y por supuesto un objeto estético.
Cada quien, según su cosmos imaginario, y sin
acorralar los enviones de la emoción, formula con la simbología del fútbol un
sentido existencial que resalta al que corrientemente se pretende para dar
“orientación” a la vida y está anclado en el laberinto de la experiencia humana
y en la capacidad para motivar, simbolizar y significar lo que creemos
relevante a quienes están a nuestro alrededor (en el filme, toda la gallada que
conforma la barra búcara).
Gonzalo Restrepo Sánchez
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