"Roma", es un drama profundamente personal
del cineasta mexicano Alfonso Cuarón donde recrea parte de sus precepciones de
un pasado no muy lejano para el talentoso cineasta. Varias cosas respecto a
esta cinta que seguramente arrasará con todos los premios habidos y por haber
en la industria del cine.
Con una cámara en constantes panorámicas y sin
primeros planos, la historia a la larga de Cleo (una buena y sincera sirvienta)
sirve para que el cineasta module (en contrastes emotivos para el espectador)
sobre los asuntos y conflictos domésticos de un hogar de clase media mexicano
en los años setenta.
Con una fotografía y puesta en escena impecable, la
película de Cuarón y su gusto por la cámara a la hora de rodar largos planos,
las actuaciones que escrutan trasferir autenticidad y los diálogos en los que las
frases resultan a veces entrecortadas y expresiones muy coloquiales; estamos
ante una obra maestra.
Y es que su incondicional apuesta por el ejercicio de
estilo, nos lleva ante una pieza que procura remitirnos al mejor cine clásico, sin
estar cargado de personajes ambiguos, sino que dejan ver “visiblemente” (que
valga lo tautológico) sus auténticas intenciones, esgrimiendo atmósferas agradables
en situaciones propias sobre la humildad del ser humano.
Cuarón utiliza
muy
bien la iluminación en blanco y negro, ofreciendo una obra visualmente elegante
y a la vez sobria. Su punto más interesante es un guion que, sin búsqueda de
sorpresas, deja que el público termine admitiendo a una Cleo para nada lerda.
Una historia pues de un
personaje que se siente, y, una cinta que descansa más en la potencia de sus
situaciones (rodadas sin necesidad de partir su estructura central: la relación
de ella y la familia donde trabaja). Un filme sin metáforas y mucha reflexión.
Gonzalo Restrepo
Sánchez.
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