El miércoles 17 de octubre se celebra el centenario
del nacimiento de Rita Hayworth, cuyo verdadero nombre era Margarita Carmen
Cansino, nacida en un pequeño pueblo de Santander (Colombia) y no en México,
Estados Unidos o España como aducen otros historiadores.
Cada quien tendrá su película favorita, pero qué duda
cabe que entre las siguientes siempre se le recordará. La primera quizá es Gilda
en 1946. Por fin Hayworth imponía sus criterios sobre el cine que quería. Su
siguiente trabajo fue La diosa de la danza, en la que personificó a Terpsícore,
la musa del Olimpo laboriosa al baile, y justo después La dama de Shanghái, de
y con el genio Orson Welles.
El cineasta Welles instó siempre en
hablar de ella así: “En la vida, tiendo a olvidar lo peor de los malos
momentos. Pero en tus propias películas, los malos momentos son inolvidables.
Por ejemplo, la primera escena del parque: cuando pienso en ella, me
estremezco. Toda la secuencia es insulsa.”. Welles se refiere a la cinta La dama de Shanghái.
En
la mítica cinta Gilda, Rita realiza verdaderamente su primer papel de femme
fatale. La maldad de Elsa Bannister no es fingida, sino la única forma de
subsistir en ese nido de víboras que nos exponen (una fascinante revelación de
Rita en un primer plano de su cara, fotografiado por el oscuro atisbo de
Charles Lawton Jr.)
Para
lograr dicha metamorfosis, Orson Welles da “una vuelta más de tuerca”, por poco
un sacrilegio: cortar su célebre cabellera pelirroja y teñirla de un color rubio
platino. Con estos cambios y la mano maestra del controvertido cineasta y
marido, Rita Hayworth hará a mi parecer una interpretación de altura.
La película es un "film noir" único.
El cineasta consigue crear una atmósfera perversa, aciaga y turbia, apoyándose
en una buena fotografía, una música turbadora, unos ambientes cargados de enigmas
y por supuesto unos protagonistas sombríos, quienes prodigan comentarios.
A la larga y en su ideología, el filme “habla”
de la sutileza de la verdad, el disfraz de las intenciones y la manipulación de
los individuos, en imágenes y sonidos velados eufemísticamente. Y es que las turbaciones
de chantaje y peligro, se fortalecen con tomas elevadas, generando así ideas turbadoras.
Para desdicha de nuestra amada Rita (o Margarita), su
alzhéimer fue categórico en 1980, y por eso apareció en malas condiciones en
muchos momentos en público, ante la prensa y en los sets de rodaje. De sus
últimas películas sobresalen La ruta de la Salina, y la última: La ira de Dios.
Atendida por Yasmin (su segunda y favorita hija, fruto de la unión con el
célebre príncipe Alí Khan), la actriz falleció en la ciudad de Nueva York el 14
de mayo de 1987.
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Gonzalo Restrepo Sánchez