lunes, 23 de julio de 2018

Skyscraper (Rascacielos: rescate en las alturas)


No es la primera vez que se dirige un filme sobre un rascacielos (“El coloso en llamas”, de John Guillermin e Irwin Allen, 1974 y “Jungla de Cristal” de John McTiernan, 1988). Pero creo que esta reciente película “Skyscraper” (con el actor Dwayne "The Rock" Johnson) cubre todas las expectativas de ese cine comercial y taquillero.

Con una acción trepidante de principio a fin, la película cumple en primera instancia la simpatía hacia “The Rock”. Si bien la historia en sí es sencilla, tiene todos los clichés de los tiempos fílmicos que vivimos de los blockbusters y, sin pretender reinventarlos. 
De todas formas, sí me parece que hay una evocación a los filmes antes aludidos sobre rascacielos. En el clásico con Bruce Lee, la famosa escena de la galería de espejos y por la ambientación oriental, y todas las habilidades marciales, amén del concepto de catástrofes a los años setentas que tanto me fascinaron.
The Rock (posiblemente al igual que Bruce Lee) vuelve a sus orígenes, con el ítem de peleas, retos malabaristas y diálogos a veces divertidos. Pero es que la película cargada de evocaciones, también nos permite recordar algo de “Towering Inferno”, de “Die Hard”, como parte de la cantidad de clichés de Hollywood que un espectador alfabetizado en estas lides puede comprender.
De todas formas, bien se puede y a modo de conclusión, señalar cómo ha sido la evolución del héroe en el cine de Hollywood. La construcción psicológica del héroe se ha ido renovando (al igual que algunos elementos del filme), dependiendo —claro está— del tiempo histórico en el que se desarrolla, e igual a una sociedad que ha ido evolucionando —en paralelo a los autores— que la imaginan y suponen.
La existencia de ese personaje, al que se designa héroe, posee dos de los elementos esenciales que hacen parte de este modelo actancial: “La película clásica de Hollywood presenta individuos psicológicamente definidos que luchan por resolver un problema claramente indicado o para conseguir sus objetivos específicos; y la historia que termina con una victoria decisiva o una derrota, la resolución de un problema o la consecución o no consecución clara de los objetivos. (Bordwell, 1987, p. 156).

Así que ver “El rascacielos” es verificar lo antes enunciado y sobre todo como “un hombre de acción. En el primer acto establece su objetivo, en el último lo alcanza. Todo lo que tiene lugar entre estos dos actos es una prueba de fuerza” (Bordwell, Staiger & Thompson, 1997, p. 17). Y es que el actor apodado “La Roca” lo consigue sin lugar a dudas.
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co 
Gonzalo Restrepo Sánchez