miércoles, 24 de enero de 2018

Darkest Hour



Este filme que nos relata una parte de la vida privada y política de Winston Churchill (un Gary Oldman para “Oscar”), empieza en 1940 cuando Hitler ocupa la por entonces Checoeslovaquia. Con una toma elevada que va bajando hasta ver cómo se cuestiona la gestión del ministro Chamberlain en el congreso británico, todo apunta a Churchill.


Así que durante los difíciles primeros años de la Guerra, cuando el Reino Unido se quedó solo en su firme oposición contra la Alemania nazi, el filme con una dirección de arte perfecta, plantea de forma nada sutil, la idea de cómo Churchill pudo tratar de cambiar el curso de la historia mundial. Para ello (más que la documentación histórica) se basa en la caracterización de Churcill para hacernos creíble lo políticamente correcto (“una copa del Pol Roger”, sugiere irónicamente como agenda ante la pregunta de un periodista).

Si bien Wright, pero sobre todo su guionista Anthony McCarten se apoyan en un alto porcentaje en la locuacidad y oratoria, realzando la capacidad emotiva en el personaje de Churchill, el concepto espacio-temporal, no rompe con el discurrir narrativo, bien apoyado además en la música de Dario Marianelli.

Podríamos escribir al igual que en el filme  “Churchill” (2017) de Jonathan Teplitzky, que en lo “estrictamente cinematográfico, cabe destacar la composición en cada plano y cómo cada secuencia pretende no enjuiciar al gran hombre británico, sino que a través de un relato íntimo, mostrar ese “león enjaulado”, que, en última instancia, reformulará su ficticias ideas que tenía que afrontar (la conversación entre Churchill y el Rey Jorge VI).

Gonzalo Restrepo Sánchez
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