domingo, 22 de octubre de 2017

Geostorm



Cuando me aproximé por primera vez (de forma seria) al cine, alguna vez leí que el cineasta italiano Sergio Leone (“Érase una vez en América”), sostenía que se aprendía más de las malas películas que de las buenas. De las malas, no hacer lo que se observaba. Y esto cae como anillo al dedo a “Geo tormenta”.


Este cine de catástrofes, de aventura espacial, si rompe los esquemas de verosimilitud elementales, amén de sus consecuentes "Deus es machina" (un elemento, personaje o fuerza externa que no haya sido mencionado con anterioridad y nada tenga que ver con los personajes ni la lógica interna de la historia) no suscita ningún aplauso, aun entre los espectadores menos exigentes.

Y es que el cineasta  Dean Devlin además de situarse torpemente entre el cine de catástrofes y el grosero misterio criminal. El colaborador habitual de Roland Emmerich, conlleva con el alemán, la tendencia a representar la destrucción (digital) de ciudades enteras y la moda de inquietudes medioambientales, como puro subterfugio para combinar espacios improbables o ilógicos, con personajes de cartón piedra.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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