martes, 17 de enero de 2017

Hacksaw Ridge


Hay que quitarse el sombrero a Mel Gibson en esta nueva película de carácter bélico donde no decae su interés en ningún momento, para hablar de, no solo un hombre llamado Desmond Doss (un Andrew Garfield que lo caracteriza a la perfección)  y su infinita fortaleza en Dios y bondad hacia los demás, sino a la larga una metáfora para estos tiempos en que vivimos, donde bien valdría la pena (sin ego alguno), tener la fortaleza “salvar” más de una vida de tanto en contra para un buen sentir a Dios (una guerra es ir en contra de Él).


Pero al margen de esta condición religiosa de mi parte, qué duda cabe que estamos ante una cinta cargada de buen criterio cinematográfico y de un realismo si se quiere extremo, para acentuar con mayúscula la construcción de secuencias con rigor para no poner en tela de juicio a Dios ni a Doss (su saber religioso y sus ideologías —como objetor de conciencia—no le frenaron la idea de embarcarse en ayudar a su país como médico).


Este es un filme para elogiarlo desde todo punto de vista. Pero de pronto lo que más puede llegar al corazón de todo espectador sobre el personaje Doss, donde Gibson recrea su infancia, adolescencia, su enamoramiento juvenil y un pasado nebuloso que vivió a causa de un padre alcohólico (hundido por recuerdos de un conflicto bélico mundial), es una condición de “elegido” para salvar vidas, pero si lo quiere ver más crudo, el valor de enfrentar tanta “bala y bomba” (entienda la metáfora).

Gonzalo Restrepo Sánchez
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