Esta película de Carlos Osuna nos introduce a un ventrílocuo que sin estar cansado de "hablar" de pronto para sí, espera que algo ocurra en esa operación de silencios a respuestas en su vida diaria, o de hablar a través de un muñeco en sus actos profesionales. Esto en la medida en que su madre logre conseguir sus propósitos. De todas formas el filme no narra el trillado caso de la relación entre muñeco-activo y ventrílocuo-pasivo.
Sin ser un melodrama psicológico, cabe destacar la actuación del actor Giancarlo Chiappe, ya que confiere además algo de enigma al personaje. Otros elementos cinematográficos como la música y la luz, confieren a esta película colombiana, un toque de distinción y una reflexión una vez más sobre la soledad.
Una soledad y salvando las distancias, para burlar el insomnio de la desesperanza. Y aquí puede estar la clave en la lectura de esta cinta, que puede sorprender en el FICCI 56. Algo muy contrario le pasó al personaje de "Taxi Driver", aunque nunca buscó ser el héroe. Esto viene a colación pues en ambos filmes se halla el tema de exorcizar algo que no nos deja (de pronto) ser.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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