Esta reciente película de
González Iñárritu es una obra maestra. Primero porque nos muestra la capacidad
de resiliencia del ser humano en condiciones realmente inhumanas. En este
contexto, resuelve con claridad aristotélica el problema de verosimilitud en el
cine, sin mostrar el drama interior del protagonista.
Segundo, porque resuelve
de forma magistral en el guión, una historia con pocos diálogos y de forma visceral
una vez más la condición del ser humano, y su sed de ser perfectos en su
pundonor, aun a sabiendas que la realidad es otra (y lo digo precisamente por
Glass (DiCaprio).
Tercero, porque
resuelve con planos secuencias y planos nada convenciones visuales: narrativas
(incluso sonoras) para generar una ideología que configura un lenguaje propio y
cargado de emociones en planos aparentemente sencillos. En este contexto, nunca
un plano está demás en la película, para un ritmo y tempo preciso.
Sin olvidar la luz de Emmanuel
Lubezky (asiduo director de fotografía en cineastas mexicanos), el panorama
observado en el filme de aquella América, nos perpetúa la más salvaje américa. de todas formas, será la película ganadora del "Oscar", no hay otro filme que se aproxime a su grandeza cinematográfica.
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Gonzalo Restrepo
Sánchez
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