Un arranque no tan
espectacular como en otras oportunidades, pero con un guión sólido que dará a
la cinta, todos los pormenores de una vida con licencia para matar, y que de
pronto luce cansado el 007. Pero más allá del bien y del mal, la película una
vez más demuestra que el bien está para servir a la gente y derrotar al mal. De
ese esquema no va a salir, y el nuevo Bond (que muy pronto vendrá), de pronto traiga algo más de
sonrisa a los espectadores. Es necesario.
Sin metáforas y
remilgos, este Bond agrada y la historia es entretenida. No busquen más, pues
para asombrarse, hay que ver en las que se mete Bond y cómo sale, sin pensar en
Deux es machina alguno. Acorde además a la verosimilitud aristotélica, para más señas.
“Spectre” ofrece guiño
a los filmes que le preceden. No en vano la sala es para los antiguos y nuevos
fans de Bond. De manera que la película, entra en ocasiones a no perpetuar
ciertos aspectos de la saga, aunque siempre habrá referencia a un Bond cada vez
menos conversador. La crítica internacional parece poco benévola, pero a la
larga bien vale la pena recordar según Metz: “Que una película es difícil de
explicar porque es fácil de entender”.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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