En la Rusia comunista, Leo Demidov (Hardy) es un guardia de
seguridad y un convencido del régimen.
Pero una vez se enfrenta a investigar una serie de crímenes, se puede descubrir
las verdades verdaderas de un régimen no tan ejemplarizante.
De todas
formas, este thriller político, deja pasar el primer tercio de la historia, sin
poder engancharnos con la intriga principal. Esto es un pecado de guión, pues
con tantos elementos a su favor, el guionista pudo obviar algunos conceptos a
modo de preámbulo. Respecto al hilo conductor a modo de un MacGufffin, esta
historia mantiene el interés sobre lo que le pueda suceder al héroe, quien sin
mucho esfuerzo, a la larga terminamos pensando que no le pase nada.
Es más,
sobre la investigación criminal, Leo con su convicción y meticulosidad con la
que se la describe, el personaje se
sitúa en las antípodas de aquellos en la búsqueda de la justicia. Claro que en
la denuncia que el film realiza sobre la burocracia policial que obstaculiza la
resolución del caso en la Rusia marxista. Leo se redime a sí mismo, al adoptar
un par de niñas, para quizás, tener una mejor relación con su presente.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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