Sin ser un
fanático del "cine" del cineasta colombiano Dago García, debo de
aceptar que estamos ante su mejor trabajo (aunque aquí sólo escribe el guión y
trabaja en el montaje). La idea parte de lo “bebedores” de ron que somos
los colombianos ante cualquier situación por sencilla que sea. Y si no es así,
la buscamos. Siempre estamos dispuestos a tomar alguna que otra copa (y es que
al año, uno una no hace daño).
Además,
todo se adereza en clave de comedia (un excelente Waldo Urrego). No resultó difícil
el casting para escoger una familia de clase media. En este sentido los actores
personifican a cada uno de los miembros de una familia común y corriente y el
espectador se siente identificado. Además se ríe de su propia realidad.
Bien por
Dago García, pues si mucho se le cuestiona su cine, en esta oportunidad dio en
el clavo, en el sentido de no metaforizar la realidad de un pueblo colombiano,
más acostumbrado a las pequeñas “juergas” con alcohol incluído, que aparentar
un estatus económico, pues “por sus actos los conoceréis”. De todas formas, “uno
al año no hace daño” ya que "Las buenas costumbres se conforman unas con otras,
y por eso duran".
Gonzalo
Restrepo Sánchez
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