Los hermanos Coen en
este su reciente film, construyen un antihéroe —un héroe con bastante
información—. Para ello, los cineastas toman los años 60´s, y a un artista sin
esplendor (en un sobrio retrato de la época), en el que nos anegamos desde la
misma iniciación de la película, cargada de personajes con vida propia. Y es
que Llewyn Davis —un cantautor folkie con más pena que gloria—, permite y a través de una fotografía mustia, valorar la
existencia de aquellos, a quienes la vida parece no sonreírles, a pesar de la
avaricia (en el mejor de los sentidos) musical y existencial en el personaje de
marras.
En este contexto, la
historia del cine norteamericano está llena de ejemplos. Sin embargo, los
hermanos Coen a propósito de Llewyn Davis, reconocen que no hay que verla como
un biopic de Dave von Ronk, ya que el actor latino Oscar Isaac (un intérprete
absorbente), está en cada plano de la película, forjándola suya.
Así que este ejemplo de
bildungsroman y comedia negra, bosquejan una Nueva York displicente con el
aderezo musical (gran protagonista de la cinta): Por un lado, canciones que se
escuchan como una triste melodía folk, y, por otro, esa especie de avaricia sórdida y “losers”.
Gonzalo
Restrepo Sánchez
Visite:
www.elcinesinirmaslejos.com