jueves, 16 de enero de 2014

12 AÑOS DE ESCLAVITUD



Primero hablaré de mi experiencia sobre la película “12 años de esclavitud”. Debo reconocer que para percepciones como la mía (y supongo que para algún que otro ser humano de este planeta), pues me llevó a llorar. Y es que hay escenas (alguna con Michael Fassbender metido en su roll) que nos llegan hasta el túetano.

Pero en el fondo esta una historia, que si bien no es una obra maestra, sí tiene claros ecos de esa metáfora sobre la condición del ser humano que es “Los miserables”. Y es que observando la película, el ser humano siempre ha manejado su “esclavitud” consigo mismo cuando de justicias o injusticias se trata. Me refiero a justicia para hablar de la entereza de nuestras conductas cuando la vida nos tropieza con ese “Ángel exterminador” que anda suelto.

“Ángel exterminador”, “esclavitud”, dos términos entre comillas para significar que la primera persigue a la otra, sin ser un bien esquivo. La vida siempre ha estado cargada de las cosas más horrendas, pero para salir de ese atolladero, hay que esperar y tener en el alma, la ilusión por la vida.
En lo estrictamente cinematográfico, con ritmo lento y pausado (aunque suene a lo mismo), con algunos pasajes con cámara en mano y planos secuencias, aún en escenas de transición, el relato entre el presente y el pasado del filme, nos lleva por la vida de un ser humano con la única aspiración de adorar a su familia.

Por lo demás, pienso que la música (un Hans Zimmer minimalista) no acompañó en algunas escenas su criterio acusmático. O puede ser su valor agregado si sentimos que todo (el sufrimiento) es una cotidianidad de la época. Steve McQueen realiza pues un excelente film, donde las almas sensibles, (creo) no podrán soportarla.  ¡O a lo mejor sí!


Gonzalo Restrepo Sánchez
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