miércoles, 4 de diciembre de 2013

"NO" EN LA CINEMATECA DEL CARIBE, BARRANQUILLA



“No” es un filme que nos señala sin rodeos una transición en la vida política de Chile, sobre cómo se pasó de la opresión a la democracia. En este contexto, las imágenes del chileno Pablo Larraín, sin sobresalto algunos transitan sin retórica alguna y con personajes sinceros (también sus actores). En 1988, la dictadura chilena del general Augusto Pinochet escrutaba validarse ante el cosmos que lo observaba, con un plebiscito sobre su prolongación.

Los chilenos se toparon frente a dos iniciativas: el “Sí”, que representaba la permanencia en el poder de Pinochet por ocho años más, y el “No”, que aprobaría el emplazamiento a elecciones democráticas y la eventualidad de un cambio en el régimen de gobierno.

Durante 27 días, todos los chilenos protagonistas tuvieron 15 minutos de la franja televisiva para meter en la cabeza a los votantes el “Sí”, que tuvo detrás todo el poder oficialista (al mejor estilo de nuestro país vecino) y el “No” recurrió a la creatividad publicitaria  (así empieza el filme) y el humor para poder lograr un  mensaje cautivante. En este contexto se desarrolla la trama de la cinta, que hoy día, todos ya conocen el resultado.

En cuanto a lo rigurosamente cinematográfico, la película toma ciertas decisiones significativas y arriesgadas. La primera es el formato: utiliza cintas magnéticas de la época en formato 4:3 de una calidad baja, pero justificada en su tono y fenomenología de cara al pueblo chileno especialmente.

Se debe tener presente asimismo, que el filme utiliza a modelos actanciales de la época: actores, e incluso a un ex-presidente de la República, con criterios de justificar aún más el formato elegido, con fin de provocar a través del diseño visual, fragmentos sensoriales muy importantes, que cambiaron el curso de la historia.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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