El director de cine
italiano Paolo Sorrentino, logra que el actor Tony Servillo se luzca en este
trabajo actoral sobre la vida del político italiano Giulio Andreotti. Este
fresco biográfico satírico a veces —cuando sobre el poder y la mafia, el
político señala: “siempre me pronostican el final y ellos son los que están
muertos”—, resulta también una tragedia para quienes estuvieron al lado de
alguien como él, con mucho sentido del humor.
No olvidemos que el
mismo político italiano sin vicios menores y con varios apodos —en esta
biografía no autorizada—, es un convencido que “es necesario hacer el mal, para
perpetuar el bien de ciudadanía”. Y es que si para él que considera la ironía
como elemento de la vida, bien podríamos señalar que sus frases escuchadas en
el filme: “Todo es política” o “En la guerra no se pueden escoger a los
soldados”; no es otra cosa que ese ir y venir —o su relación— entre sus
gobiernos, la religión y el poder.
Pero, es a la hora de
la proyección cuando se escucha por parte de uno de los personajes de la
historia, el tema la mafia y sus acciones, aunque no se señala a Giulio
Andreotti para nada. Es la etapa llamada “El silencio de Badalamenti”. En este
aspecto la película retrata de forma rápida —es decir tempo acelerado de la
trama y del relato, como en casi toda la proyección—, para aproximarnos a los
procesos judiciales, los intereses de la mafia y la “Cosa Nostra”.
Todos saben la historia
de este personaje italiano, de quien las noticias europeas señalan que cuando
vio la película se enfadó. Y es que, cuando vemos la escena en la que él está
frente al periodista y este le apunta sin escrúpulos que si no le parecía mucha
casualidad el suicidio —y protección en otros casos— de políticos; de la
policía, la situación de la banca y algunos banqueros; Andreotti sereno
respondió que no creía en la casualidad, si no en la voluntad de Dios.
Convencido el anciano
político que “la soledad nunca es buena”, son algunos de sus monólogos
interiores —bien visualizados a través de las imágenes y la música—, en los que
reconoce “los horrores del poder para la tranquilidad del gobierno”. Es
pertinente aclarar que este hombre que procedía del campo, se sentía más culto
que estadista y reveló como secreto a un amigo, que siempre sintió pasión por
la hermana de Vittorio (¡!). Sobre la culpa de 26 casos conocidos por la
Fiscalía, Andreotti salió inocente 26 veces.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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