sábado, 13 de octubre de 2012

ALL THAT JAZZ


Este film de Bob Fosse si bien nos recrea detrás de bambalinas lo que es el montaje de una coreografía musical, nos diseña sin clichés de ninguna naturaleza que el show debe continuar en el sentido de que en toda opción creativa, no importa lo que sufra o las vicisitudes del artista, si para alcanzar la gloria hay que "persistir".


Ahora, si bien el film tiene algo de autobiográfico, ¿vale la pena tanto sacrificio para no tener los afectos más próximos de quienes nos rodean? Ese es el gran dilema en admitir la realidad de un tema, que estuvo bien planteado en el guión de "Al that jazz". ¿Cuántos de nosotros somos ese Joe Gideon (Roy Sheider) en el film? Más de uno, pero recordando una frase: "no muere el que en su fama persevera, sólo carece de la vida quien su gloria no alcanza verdadera", cabe la pregunta. ¿Y los afectos?

Parece que a los artistas no le interesan tanto, como el aplauso del público. Efluvios de una lisonja sincera, pues el aplauso, casi nunca ha sido hipócrita.

Gonzalo Restrepo Sánchez