Este film español empieza con un prólogo triste (además en off un conocido bolero de Gardel), para hablarnos de dos hijos de Evaristo de la Sierra, en un contexto del absurdo por momentos, para reafirmar que en las estaciones de la vida, a veces llegamos a tiempo (o a destiempo).
La historia de los hermanos, quienes apenas se conocen, marca el derrotero de la vida de aquellos a quienes poco les interesó conocer el destino, pero que acotando a cómo te manejes en la vida, se supone un final al menos no tan traumático. De manera que a medio camino entre una "road movie interior",y, una comedia; la historia (de donde nadie sabe nada), recrea los puntos de encuentro que la vida a veces te obliga a transitar, sobre todo cuando es obligatorio ir a un funeral.
De todas formas un resultado regular, pues la historia parece no tener eco sobre aquellas situaciones que ameritan un realce más visual, en medio de "tantas moscas"; en "un campo hecho de memorias" (frase escuchada en el film).
Gonzalo Restrepo Sánchez
