De entrada nos enteramos cuando un adolescente mira a la cámara (a nosotros), que el relato será desde el punto de vista de otro amigo del adolescente, quien filmará todos los pasos del chico en un fin de semana. Esta forma de subjetivizar, nos sirve para guiar las emociones del espectador. Ya lo dice una norma del lenguaje cinematográfico: cuando la cámara reemplaza al personaje y la lente es colocada a nivel de la visual de él, estamos hablando de toma subjetiva, y, por ende el relato pasa a primera persona.
Con caras desconocidas, la cinta dirigida por Nima Nourizadeh y respecto a la historia, podemos decir que es una buena propuesta sobre los excesos de la vida adolescente. Al final una enseñanza no sólo para la juventud norteamericana, sino para el resto de los jóvenes de otras latitudes: No por mucho madrugar amanece más temprano, aunque para algunos les haya servido la experiencia.
