domingo, 4 de diciembre de 2011

VIOLETA SE FUE A LOS CIELOS

Con un primer primerísimo plano de unos ojos que abre el relato (e igualmente lo cierra), esta cinta narrada en primera persona nos habla de la vida de la cantante chilena Violeta Parra (Francisca Gavilán). Pero, no es simplemente así de sencillo. Es que la herencia de su padre (“¡Una guitarra que me dejó llena de cantos de pájaro!”), nos señala una voz sufrida (como ella misma lo expresa), y, que en la puesta en escena del cineasta Wood, lo podemos percibir.



De manera que esta vida de Violeta entre susurros y cantos, nos deja al final la sensación de melancolía. Y es que cómo la artista lo sentenció, siempre prefirió a la gente a su prolífica vida de artista y poeta. No en vano escuchamos algunas de sus canciones emblemáticas (“Gracias a la vida”), que no sólo nos remite a aquellos años sesentas, sino a una América Latina cargada de canciones con “cantos de pájaros”.

En lo estrictamente cinematográfico, un relato rico en lo pausado y lacónico ante la retrospección de la acción de una vida como la cantante chilena, con el plus de una excelente fotografía (parca, en el sentido de no enfatizar y equilibrada añoranza).