domingo, 4 de diciembre de 2011

UN MÉTODO PELIGROSO

Freud quien murió de cáncer del paladar, alguna vez sentenció: "El hombre se aproxima con su obra a la gratificación de sus deseos". En este contexto el cineasta David Cronenberg, se aproxima auna de sus obras cinematográficas más estimables desde el punto de vista de revelar sus propias intimidades. Y es que cuando escuchamos en el film la remembranza del poema de Lenonthof, sobre aquel prisionero que logra su felicidad cuando liberal ave de su jaula, Cronenberg medita y deja al espectador, de pronto, esa felicidad de saber que habla sin ser interrumpido sobre lo que él cree sobre la felicidad para un cineasta: ser confidente de algún secreto a imágenes, sin especulación, pero con fascinación.



Para ello explora el psicoanálisis entre el padre del mismo, Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y su mentor, el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), amén de Sabina Spielrein (Keira Knightley) —que de paso podemos hablar de sus respectivas actuaciones como excelentes—. Tres actores pues para estos personajes, quienes con unos diálogos cuidadosos, nos recrimina, reprende y censura aun en la pantalla: ¿cómo perderse uno mismo en el otro? Pues si en la relación cine-espectador, algo parecido se pregunta, piense que igual para quien uno desee de todo ser humano a tu alrededor.