domingo, 20 de noviembre de 2011

XV SALÓN DEL AUTOR AUDIOVISUAL. BARRANQUILLA, COLOMBIA (IV)

Isla Dawson, situada en el Estrecho de Magallanes, que forma parte del archipiélago de Tierra del Fuego, servía como campamento de la Armada chilena. Sin embargo, el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 cambió para siempre su historia, al convertirse en uno de los campos de presos políticos que se establecieron a lo largo del país. Así que aquí se desarrolla la historia de unos ministros de Allende y en un tomo a veces melodramático, los personajes adquieren en esta historia coral, un sentido de desasosiego para ellos y nosotros los espectadores.



Con cámara en mano, y algunas escenas con pinceladas de humor sobre la vida en un campo de concentración (una en que los prisioneros realizan trabajan forzados en vigilancia de un perturbado militar llamado "Mala Cuea”), y, el ritmo heterogéneo en la estructura del relato, estamos ante un film muy personal y afirmando nuestra memoria colectiva sobre nuestra América Latina, a la vez que un ejercicio de cinefilia pura con la luz de Miguel Joan Littin.

Esta buena película, y ateniéndonos a todo lo anterior, podemos suponer que toda aproximación a los campos de concentración, viene precedido por un irremediable fracaso, de quienes lo utilizaron. Solamente Shoah, el film de Claude Lanzmann, "ha sido capaz de superar la distancia que nos separa del sufrimiento de las víctimas".

El film de Miguel Littin utiliza en su relato, las imágenes de archivo del genocidio con un propósito actualizador, es decir, recordar que nuestro continente ha estado más lleno de errores que de aciertos. Nadie,comprometido con América Latina y tras haber visto el film, puede sentirse libre de culpa.