Si bien “Ágora” es una película que trata sobre ideas, el personaje de Hypatia (bien por Rachel Weisz), se queda un poco rezagado en la trama, en el sentido de elevar las emociones. De todas formas, quien quiera comprender el asunto ideológico del Egipto de hoy día (sólo hay que ver lo que se muestra a través de la televisión de ese país). Vea pues “Ágora”, tenga otra lectura, y mire en esta región lo que fue en el siglo IV. El aspecto geopolítico e ideológico, no ha cambiado con el paso de los años.
Y es que el hombre está condenado a repetir su historia una y otra vez, o visto de otra forma: El hombre esta condenado a cumplir rutinas, de las que penosamente no se puede liberar. Y es que algunos como Sísifo (en el infierno fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina, la piedra siempre rodaba hacia abajo), tenía que empezar de nuevo desde el principio (y que valga la tautología).
En la era Moderna, el mito fue analizado por Albert Camus, en 1942. Camus presenta el mito de Sísifo como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre moderno, que consume su vida en fábricas, oficinas sórdidas y deshumanizadas.
Respecto al asunto estrictamente cinematográfico, pues Alejandro Amenábar sale airoso (como siempre). Una película interesante pues, que nos deja más de una reflexión.
