martes, 30 de noviembre de 2010

"Red social"

Un algoritmo —del latín, dixit algorithmus y éste a su vez del matemático persa Al Juarismi— es una fórmula o serie de pasos para corregir un problema dado. Para ser un algoritmo, una serie de normas debe no tener ambigüedades y un claro punto de fin.

En “Red social”, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), alumno de Harvard y genio de la programación, se sienta frente a su computador y comienza a desdoblar una nueva idea. Pero más allá de esto, David Fincher logra un gran film, donde la ética sobre el bien y el mal, se disipan en función de la aceptación popular de una idea: el número de amigos (¿y aliados?) en Facebook.

De manera que si nos sometemos la definición de algoritmo, la película —bien escrita y, realizada al estilo Fincher—, plantea una fábula juvenil si se quiere, pero que, es una parábola que deviene en una prontitud del joven Zuckerberg, a través de una serie de pasos sucesivos que no generan dudas sobre quien deba realizar una actividad llamada Facebook.

Visto así el asunto, el joven genio, resulta ser el algoritmo de su propio destino. Una buena lección para los jóvenes, que en el mejor de los sentidos y utilizando el término de la cibernética en traducción simbólica sería: Primero, “una actividad mediante pasos sucesivos que no forjen dudas a quien deba realizar dicha acción” —en la vida, uno mismo y no esperar que nadie haga nada por ti, y que es un aspecto en la personalidad de Zuckerberg—.

Segundo: el objetivo del pseudocódigo es permitir al programador centrarse en los aspectos lógicos de la solución, evitando las reglas de sintaxis de un lenguaje de programación —en la vida, hacer las cosas según los cánones de la lógica. Entendida en el mejor de los sentidos sería a modo de ejemplo, cómo hacer un jugo de naranja: Llenar una jarra con unas cuantas naranjas exprimidas, echar cuatro o cinco cucharadas de azúcar y removerla hasta disolver completamente el azúcar.